Cumplieron con su palabra y los repartieron por toda la plaza. Sin embargo estos tres hombres, reconocieron a Lucas. Comenzaron a seguirlos. Entonces ellos se pusieron de acuerdo, para despistarlos ya que corrian riesgos de traiciòn a la autoridad. Por suerte del destino, recibieron la ayuda del jinete French quien los alcanzò en dos caballos hasta la casa. Doña Casilda se enterò de todo. Y a los pocos minutos tocaron la puerta. Estaban buscàndolos para detenerlos, pero la Señora de la casa negò todo y no se atrevìan a contradecirla. Por suerte se salvaron pero no del castigo de la tia Francisca, quien los dejò sin cenar, esa noche; como castigo.
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